Hoy les dejo algunas claves que hay que tener en cuenta para mantener una buena imagen.
Limpio y bien perfumado.
No diremos aquello de "las cremas ya no son sólo para las mujeres" porque en realidad eso ya se superó hace más de 10 años. La novedad que incorpora el hombre metrosexual va más allá; es todo un concepto de higiene, salud y cosmética.
No sólo se aplican cremas, sino que acuden regularmente a darse masajes, se hacen la manicura y pedicura, se tiñen el pelo y someten a tratamientos revitalizantes para la piel... El cuidado del cuerpo, y del rostro en concreto, forma parte de su rutina y lo disfrutan como un auténtico placer.
El hombre NO viene del mono.
La depilación masculina merece un apartado especial porque este sí es un aspecto en el que el hombre metrosexual ha llevado a cabo una revolución. Superado el retoque de cejas y patillas, la fiebre "pelos NO" se extiende a pecho, axilas, piernas, glúteos y genitales. Los muy exigentes se quitan además los de brazos y pies. Por supuesto, ¡ni hablar de los de la espalda!.
En este terreno ya no hay diferencias entre heterosexuales y gays, si no lo crees, pásate por cualquier gimnasio...
Para qué engañarnos, las chicas están encantadas viendo cómo sus parejas sufren como ellas sometiéndose a la esclavitud de la cera.
El culto al cuerpo... una obligación.
La vanidad se une aquí con la salud y el estilo de vida. Ir al gimnasio es un MUST para el hombre metrosexual, que además lo ha convertido en su lugar predilecto para ligar. Según todas las estadísticas, las discotecas han pasado de moda. El gimnasio es ahora el sitio ideal.
Paralelamente, se ha experimentado una evolución en el tipo de actividad a practicar. Por fin el hombre ha roto la barrera que le separaba de actividades tradicionalmente consideradas propias de las chicas: aerobic, step, body-pump, batuca y sus secuelas.
Adiós al "macho man".
El hombre del siglo XXI se ha liberado de la obligación de parecer rudo y duro en cada aspecto de su vida. Si esto es así, el metrosexual ha sido capaz de dar un paso más allá para atreverse a demostrar sin pudor su sensibilidad y facetas más femeninas.
No diremos aquello de "las cremas ya no son sólo para las mujeres" porque en realidad eso ya se superó hace más de 10 años. La novedad que incorpora el hombre metrosexual va más allá; es todo un concepto de higiene, salud y cosmética.
No sólo se aplican cremas, sino que acuden regularmente a darse masajes, se hacen la manicura y pedicura, se tiñen el pelo y someten a tratamientos revitalizantes para la piel... El cuidado del cuerpo, y del rostro en concreto, forma parte de su rutina y lo disfrutan como un auténtico placer.
El hombre NO viene del mono.
La depilación masculina merece un apartado especial porque este sí es un aspecto en el que el hombre metrosexual ha llevado a cabo una revolución. Superado el retoque de cejas y patillas, la fiebre "pelos NO" se extiende a pecho, axilas, piernas, glúteos y genitales. Los muy exigentes se quitan además los de brazos y pies. Por supuesto, ¡ni hablar de los de la espalda!.
En este terreno ya no hay diferencias entre heterosexuales y gays, si no lo crees, pásate por cualquier gimnasio...
Para qué engañarnos, las chicas están encantadas viendo cómo sus parejas sufren como ellas sometiéndose a la esclavitud de la cera.
El culto al cuerpo... una obligación.
La vanidad se une aquí con la salud y el estilo de vida. Ir al gimnasio es un MUST para el hombre metrosexual, que además lo ha convertido en su lugar predilecto para ligar. Según todas las estadísticas, las discotecas han pasado de moda. El gimnasio es ahora el sitio ideal.
Paralelamente, se ha experimentado una evolución en el tipo de actividad a practicar. Por fin el hombre ha roto la barrera que le separaba de actividades tradicionalmente consideradas propias de las chicas: aerobic, step, body-pump, batuca y sus secuelas.
Adiós al "macho man".
El hombre del siglo XXI se ha liberado de la obligación de parecer rudo y duro en cada aspecto de su vida. Si esto es así, el metrosexual ha sido capaz de dar un paso más allá para atreverse a demostrar sin pudor su sensibilidad y facetas más femeninas.
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